Los grupos interactivos constituyen una forma de organizar el aula. El alumnado se agrupa de forma heterogénea en pequeños grupos (4 ó 5 alumnos y alumnas). Los grupos trabajan 3 ó 4 actividades distintas con una duración aproximada de 20 minutos. Estas actividades están moderadas en cada grupo por un adulto (voluntariado de la comunidad: familias, vecinos, asociaciones, universitarios o maestros) que entran a formar parte del aula. Cuando se termina una actividad, los alumnos y alumnas rotan con el grupo mientras que el voluntario permanece siempre en el mismo sitio trabajando la misma actividad.
Los grupos interactivos están integrados y relacionados con el currículo ya que se pueden trabajar contenidos de cualquier asignatura incrementando los aprendizajes instrumentales, mejorando la atención del alumnado y producen una mayor motivación y dedicación hacia el aprendizaje.
Trabajar en Grupos interactivos en cualquier nivel está avalado por los buenos resultados que se obtienen, tanto a nivel académico, como de mejora de la convivencia y entusiasmo por el aprendizaje. El alumnado fija mejor los conocimientos y fomenta sus competencias al tener que poner en práctica sus habilidades lingüísticas (aprendizaje entre iguales) y los conocimientos necesarios para desarrollar las actividades, por lo que se produce una aceleración del aprendizaje palpable en la realización de otras tareas.
Es decir, los grupos interactivos promueven una mayor implicación del alumnado motivados por la dinámica de la misma. Además, la colaboración de familiares y agentes externos así como los vínculos establecidos entre todos los implicados revierten en los resultados de aprendizaje y mejoran la convivencia. Por lo tanto, repercute en la mejora del aprendizaje y la convivencia.